Comentario
Juana de Castilla, la tercera hija de los Reyes Católicos, heredó el más vasto imperio de su tiempo. Se casó a los 16 años con Felipe de Habsburgo (El Hermoso), por ello, se fue a vivir a Flandes, muy lejos de su hogar. Cuando los arreglos matrimoniales se hicieron, nadie podía prever que esta joven pareja estaba destinada a convertirse en los reyes del fantástico imperio que abrazaba el territorio más grande nunca visto bajo el mismo soberano y que de ellos surgiría la nueva dinastía que iba a reinar en España durante dos siglos. Juana tuvo que adaptarse a vivir como una joven recién casada en una corte extraña, donde lo único que le hizo salir adelante fue el extraordinario amor que sintió por Felipe desde el primer instante en que lo conoció.